“¿Cómo no tenerle cariño al almacén de la esquina que tantas veces nos ha sacado de apuros, donde te encuentras con la vecina que te pone al día con las noticias del barrio, del “tío” que te fía y que te pregunta por tus hermanos?…”
Pienso que los almacenes ocupan un gran lugar dentro de nuestra sociedad, es por esto que quise referirme a este tema, demostrando desde el esfuerzo de sus dueños por abrir un negocio y todo lo que esto implica y hasta los vínculos emocionales que se crean con los vecinos del barrio. Debe ser el vecino con el que quizás más vínculos estrechamos, conoce a la familia, sabe nuestros nombres, nos saluda para el cumpleaños, sabe que estudiamos, etc.
Mis abuelos cuentan que desde que ellos llegaron al barrio, en el 85 mas o menos, Don Juan ya tenía un pequeño kiosquito en el barrio, en el cual se vendía mayoritariamente artículos de ferretería como candados, cerraduras, etc. Y así abastecía a la gente que recién comenzaba a llegar a sus nuevas casas.
Así todo comenzó, poco a poco el negocio fue creciendo hasta lograr ser lo que es hoy en día.
